De repente empiezas a sentirte mal, sientes malestar, preocupación, tu corazón late a toda velocidad, sientes que te duele el pecho, creyendo que va a darte un infarto de un momento a otro, comienzas a sudar, sientes que te falta el aire, tienes una desagradable sensación de mareo. Todos son síntomas de ansiedad.
La ansiedad es un mecanismo de defensa. Es un sistema de alerta ante situaciones consideradas como peligrosas. Es un mecanismo normal que se da en todas las personas. La función que tiene es mantener el organismo alerta. Sin embargo cuando este mecanismo trabaja de forma alterada, sientes que estas sensaciones limitan tu día a día, te incapacitan, es cuando se convierte un problema de salud.
Hoy en día la ansiedad es un síntoma cada vez mas común. Un estudiante puede sufrir de ansiedad cuando está en época de exámenes, por algún tipo de acoso en la escuela, por la presión pueden ejercer sus padres para que saque la mejor nota, etc. Pueden presentarse situaciones familiares que pueden desencadenar trastornos de ansiedad, un evento traumatizante, el estrés en el trabajo…
Por suerte la ansiedad no es una enfermedad, es un síntoma. Tu cuerpo te está alertando de que algo no marcha bien. Yo como terapeuta trato este tipo de síntomas a través del Masaje Tailandés o del Reiki, las dos son terapias energéticas y los resultados son excelentes, ya que la ansiedad al principio de el tratamiento es calmada de forma notable, seguidamente desaparece ese o esos bloqueos que hacen que el cuerpo de manifieste, se trata el problema desde la raíz, hasta que el síntoma de la ansiedad desaparece por completo. A parte de obtener múltiples beneficios a varios niveles.
Por supuesto no estoy a favor de tratar la ansiedad con fármacos, pienso que actúan a modo » parche «, tapan el síntoma pero no lo tratan, pueden calmarlo durante algún tiempo pero tu cuerpo seguirá manifestándose, pues se trata de tratar el problema desde la raíz, no de enmascararlo.
El ejercicio es algo estupendo para calmar la ansiedad, la meditación, inspirar profundamente por la nariz y exhalar exactamente la misma cantidad de aire por la boca repetidas veces.